Vamos ya Trakatrá!!!

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Inocente y bondadosa, ellos lo saben.

30 abril 2007

Azul Oscuro Casi Negro!!!

Dirías..., un color? o una manera de ver las cosas?....

Ayer pensé, que ponerme una película podía ser una buena idea para conciliar el sueño.
Podría haber sido una idea fantástica.Podría haber conciliado, ese sueño reparador que tanto necesitaba (noches etilicas). Pero sin embargo, tomé la decisión equivocada a la hora de elegir película.

Azul Oscuro casi Negro, es una película española entrañable, divertida, en el fondo dura, pero real como lo vida misma. Simplemente es cine español del bueno (pero bueno de la hostia). Una música perfecta, una fotografía intachable, un reparto desconocido que le hace mas cercano a uno mismo, hasta el punto de empatizar todo aquello que sus protagonistas están sintiendo.

Tomen nota: DANIEL SÁNCHEZ ARÉVALO. "AzUl OsCurO cAsI NeGRo"

Linkkko!!

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17 abril 2007

Imei Returns

Buff! sacando el polvo he estado cosa de una hora del blog. He paseado por vuestras historias y dedicando unas sutiles palabras a aquellos a los que no veo desde hace tiempo.
Y me he dicho, que quieres contar? No quiero contar nada. Os dedico un breve relato, que escribí unos meses atrás. Para vosotros. Y ya.


Le miraba a través de un cristal cubierto de vaho, donde dejaba marcadas sus pequeñas manos, de un infante de no más de cinco años.
Le señaló, mientras le hablaba a alguien que estaba detrás suya, sin volver la cabeza ni quitarle el ojo de encima.
Quizás ese alguien contemplaba lo mucho que había crecido el niño, o tal vez le regañaba por estar estorbando mientras ponían la mesa de la comida de Navidad.
No lo sabía, pero era su mundo, su cabeza, y las mil historias que siempre creaba para hacer que el tiempo no terminara devorándolo. Sentía los pies empapados, aun chispeaba un poco.
Quiso regalarle una sonrisa al niño, pero cuando volvió a mirar hacia la ventana lo único que quedaba eran los borrones de la ventana bañada en calor.
Echo a andar, porque no tenía otra cosa que hacer, la verdad que hacia mucho que no tenía nada que hacer, y dedicaba a inventar un mundo donde su principal problema no fuera el acallar los rugidos de un estomago hambriento.
Ya no llovía y los rezagados volvían a sus casas con el color de un buen vino en las mejillas, y el algarabio de unas fechas donde la exaltación siempre es el primer plato del día. Cuantas navidades habían pasado ya.

En pocas ocasiones salía de su barrio. Daba vueltas incansablemente hasta que sus maltrechas piernas le tiraban en cualquier esquina o en el peldaño de algún portal. Y entonces es cuando entornaba los ojos y soñaba historias de las de verdad, sus recuerdos asaltaban ese único momento que no era capaz de controlar, por eso, no soportaba dormir, por eso sus ojos estaban viciados de la vida.

Se encontró parado en la puerta de un bar y sin darle tiempo a salir de sus ensoñaciones salio el joven hijo del dueño y le colgó una bolsa de plástico en el brazo. Le miró pero no pudo articular palabra antes de verle desaparecer tras la puerta. Levantó el brazo esperando entendiera su gratitud y continuo andando. Recordó a aquel niño que siempre llegaba llorando con las rodillas en carne viva y bajo el brazo un balón. Ahora llevaba el bar que su padre con tanto sudor y esfuerzo había levantado. Quizás estuviera casado. Quizás tuviera un hijo al que también le gustara jugar al balón.

Sobresalía de la bolsa, el tapón ya descorchado de una botella, entre una barra de pan y unos dulces navideños. Caminó hasta el parque, con sus viejos y oxidados bancos de metal. En su día fueron verdes, los recordaba llenos de niños que saltaban de un lado a otro asustando a las palomas.

Se sentó. Sintió el frío del invierno a lo largo de su cuerpo y sacó la barra de pan. No tardaron en acudir aquellas viejas palomas, con las que no tuvo problema para compartir aquella que sería su comida del día.
El vino le acercó al sueño, y sufrió aquellos sueños que tanto odiaba desde hacía tiempo. El amargor de su boca poco a poco se convirtió en hiel, y su gesto torno relajado. Sintió un abrazo sobre su piel y deseo seguir soñando para siempre.