Puente de Mayo en Rascafría

Al final como siempre decidimos las cosas en el último momento, pero luego, como tb sucede siempre, salen las cosas mejor de lo esperado y deseado.
Elegimos dirigirnos hacia la sierra madrileña para pasar tranquilamente el puente de Mayo.Lejos del mundanal ruido y las zanjas que tanto nos gustan.
Tras ver las posibilidades decidimos que Rascafría podía ser un buen sitio para descansar y no aburrirnos demasiado de verde y más verde.Tras ver las posibilidades por internet, se quedó en mi retina las imagenes de "La Posada de los Trastamara".
Como yo soy muy vaga, las cosas de reservar y todo el rollo que a nadie atrae, gustosamente decidió hacerlas Haplo, que se que de buena gana siempre accede a hacerlo.Nada tiene que ver los arrullos y carantoñas para intentar convencerlo..jijijiji.
Una casita rural nos aguardaba en un recondito callejón del pueblo de Rascafría. Peroooooooo....primero teníamos que llegar.La gran Odisea, yo que soy más parca conduciendo que los coches de choques, inventé una nueva ruta por la que..."Sí"...no se podía ir....
Tras varias "horas" finalmente los carteles nos daban la pista de que Rascafría en pocos momentos inhundaría nuestras retinas, y así fue...llegamos y por la carretera de valencia, echale huevos!!

No nos costó mucho llegar a la Casa Rural, y cuando la vimos...OHHHHH!!!! Preciosa (ya pondré las fotos).Tras llamar a la puerta, nadie contestó...la dueña debía de haberse cansado de esperar y se las había pirado.Que malas personas somos, como más tarde supimos, su hijo pequeño había tenido un percance y habían tenido que llevarlo al hospital.Pero en vez de Maribel, vino a recibirnos una señora muy simpatica, que nos enseñó la casa y nos dio unas llaves....

-"Estais en vuestra casa"-dijo.
-Viva, viva!!!Chispitas, Chispitas!!!!-dijo mi mundo interior.

Entramos a nuestra habitación, superchula,megaguay, flipante....como lo quieras decir.Al puro estilismo rural, con todas las comodidades habidas y por haber, nuestra habitación era sin dudas lo que buscabamos para relajarnos un poquito.
Pero claro, no hay viaje que se precie sin visita a los bares del pueblo. El primero fue el único al que no volvimos. Resultó ser como un bareto de los comios de Rascafría jajaja un estruendo de musica que pa qué. El resto, cada uno con sus peculiaridades, pero bastante decentes.

En resumidas cuentas, puedo decir y digo, que el Puente en aquel lugar fue de lo más placentero para el descanso tanto físico como psiquico.En sus paisajes aun podía dilucidarse pequeños rescoldos de la incipiente nieve caida en el invierno, dandole a la sierra el aspecto de una gran vaca (me lo parecía, que pasa!!!)

Por otro lado volví con cantidades ingentes de agujetas.Porque a quien no le ha pasado eso de levantarse con todas las energías que una central nuclear puede generar, cuando está en el campo, y se pone a andar, y a andar, pegar saltos, escurrirse, caerse...sin miedo a que nada pueda suceder, y levantarse al día siguiente como si hubiera estado dandote un masaje un elefante.


Nota: ya pondré las fotos...y no..para los curiosos...ná de carnaza, ni camisones tranparentes.¬¬